Acerco el cuenco de mis manos
como si fueran de barro
y de ahí pudiera beber.
Estoy rota. No es un secreto:
las fisuras me delatan,
algo ahí de mí falta.
Bajo el amparo de un milagro
no pedido resurjo,
a penas cítrica: huelo a limón.
Dos zapatos de Ángel Vivas Arias (1980)
Fotografía de Galería CAF en Caracas
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